1. ¡Jesús te ayude! ¡Jesús te sane! ¡Jesús te guarde! — ¡Jesús, eterno auxiliador de todos los que sufren; Jesús, único médico de todas las enfermedades; Jesús, eterno Rey de todo poder y fuerza; Jesús, eterno Amor y Misericordia, ¡ayuda a este (esta) paciente que sufre! — ¡Hágase tu santa voluntad! Amén. — (Rezar un Padre nuestro.)
2. Esta oración del corazón también es capaz de ser efectiva a la distancia extendiendo las manos en bendición hacia el lugar donde se encuentra el enfermo.
Nota de Ans. H.-W.: Jakob Lorber dijo que los apóstoles usaban esta oración durante la sanación de los enfermos.
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 2, 30 de diciembre de 1841, durante la mañana